jueves, 16 de febrero de 2012

Serendipity


Ha ocurrido un accidente en plena Av. Otoño.
Se trata de una camioneta de una reconocida empresa de la Ciudad de Escote en Ve que tuvo como destino final una jaula de conejos blancos pertenecientes al circo que estaba de visita en el lugar.
Los testigos aseguran que el conductor del vehículo de mayor tamaño que un auto regular no respetó la señal del color que denominamos primario, que no es el azul ni el amarillo, así como tampoco alcanzó a escuchar al elefante que gentilmente le pedía a gritos que frenara.
Los curiosos, que se acercaron a recopilar datos del hecho para tener tema de conversación en la ronda de mates de las 7 en punto, afirman que todo comenzó cuando el tren de las 5 hizo una parada de emergencia 9 cuadras antes del lugar del accidente. Sucede que misteriosamente un puma irrumpió en el transporte que suele deslizarse por vías ubicadas en el suelo, provocando la histeria de un payaso retirado que viajaba hacia el pueblo de los sin nombre. La situación se descontroló y el medio de movilidad con vagones decidió detenerse para desalojar al gran gato ocupa, quien una vez en tierra firme comenzó a correr desaforadamente hacia un carpintero cojo que se encontraba haciendo una cuna de alambre para su paloma bilingüe. El señor de las maderas alcanzó a manotear su agilidad, la cual había dejado reposando sobre una manta mientras hacía sus tareas, y se echó a correr en dirección al centro.
Una dama vestida de monja que se hacía la que rezaba en una plaza dejó caer al suelo su rosario descartable al ver pasar a este hombre mayor perseguido por el puma, del que hablé renglones arriba, e inmediatamente comprendió que se trataba de “Adolfo, el cojo” un ex trapecista extranjero. La monja gritó y se persignó al mismo tiempo que llegaba su amante para irse a sexopatear al infierno.
Un hombre que se encontraba regando sus plantas de plástico alcanzó a escuchar el grito y descubrió que la señora que engañaba a Dios era su nuera. Así fue que llamó por teléfono inmediatamente a su hijo para ponerlo al tanto de la terrible novedad.
El cornudo se encontraba manejando cuando sonó su celular, por lo que cuando atendió la llamada reaccionó con tal violencia que no frenó cuando un semáforo se puso en rojo, dicha distracción e irresponsabilidad lo llevó a chocar contra el vagón de un circo quedando de esta forma atrapado entre los conejos blancos que había en su interior.
Yo, reportera exclusiva de los hechos, me acerqué al accidentado y al mirarlo le dije:
“Mirá todo lo que tuvo que pasar para que yo me cruzara con vos”.
Pero él no hablaba español.

martes, 7 de febrero de 2012

Migas

Sacudo manteles como quien se sacude los años, mirando para el costado como buscando un cómplice que se escondió detrás de alguna palabra que no encuentro.
Esto no es mío, ni tuyo; creo que esto ni siquiera es de las personas que algún día quisimos ser. Es más, hasta me animo a asegurar que esta historia se escapó de otro cuento y alguien debe estar buscándola. Mientras tanto no malgastemos, nunca jamás nos calzó mejor tanta cursilería después de todo.